domingo, 15 de marzo de 2020

B - El Yo del virya y el Yo infinito.

B - El Yo del virya y el Yo infinito.

Recordamos lo dicho anteriormente: los Siddhas Traidores han concebido "un plan en dos etapas", la primera de las cuales radica en la clave genética y la segunda en el encadena­miento espiritual. Debemos, pues, comenzar por la primera fase.
La clave genética, la herencia del origen, transforma al pasú en un virya. La mejor ma­nera de aclarar este hecho es preguntar si existe alguna diferencia evidente que demuestre tal transformación; o sea: ¿cuál es el efecto de la clave genética en el virya, el primero y perma­nente, que lo convierte en un ser diferente del pasú? Respuesta: La aparición del YO. En efec­to, en el pasú, lo más parecido al Yo es el sujeto consciente, el cual jamás dice "yo soy", ni aún cuando anima a un ente autónomo: el pasú una vez alcanzada la perfección entelequial o du­rante la evolución de la esfera de conciencia, actúa siempre en concordancia con el objetivo de la finalidad, poner sentido en los entes, producir cultura, etc. El sujeto consciente, de acuerdo con el objetivo microcósmico, cuando más se desarrolla tanto más se imbuye del carácter orgánico del macrocosmos, tanto más admira a la Obra y al Creador. Con otras palabras: cuanto mayor sea el nivel de conciencia del sujeto consciente del pasú, tanto más orientado hacia el macrocosmos se encuentran sus referencias exteriores. Un sujeto consciente altamente desarrollado esta "armónicamente" referido al Demiurgo y ello le impide definitivamente manifestarse como un Yo o, tan siquiera, experimentar un egoísmo espiritual semejante al del virya. ¿Mas como se caracteriza, entonces, un Yo? Respuesta: Por la certeza esencial de que la propia entidad es algo único, indestructible, inimitable y, desde luego, diferente del Demiurgo Jehová-Satanás, o como quiera que este se llame, y NO CREADO POR EL. Quien experimente esta certeza esencial es muy probable que sea un virya perdido. "Mi vivencia es la del Yo, el sentirme Yo" declara Miguel Serrano. Y continúa de este modo: "...es errado y peligroso pretender que nuestras vivencias sean compartidas por los demás. Una cosa que se podría tomar por simple, la vivencia del Yo, de sentirse Yo, podría parecernos natural y bien generalizada. Sin embargo, cada vez que he consultado a otros si ellos se sienten Yo, exclusivamente Yo, en medio del Universo, no he tenido éxito en traspasar esa aguda vivencia, encontrándome como frente a un muro impenetrable. Y en el rostro de los consultados, casi siempre una expresión de sorpresa, de desconcierto. Extrañamente, ellos no habían tenido esa vivencia. Ése no era su diapasón. (La sensación del Yo es un signo que señala al virya despierto). Al extremo que he llegado a pensar que en el mundo, únicamente yo me siento Yo."
Pero, si el Yo es algo diferente del sujeto consciente, si surge en el pasú por causa de la clave genética y es la evidencia de su transformación en virya ¿qué es, entonces, el Yo? Res­puesta: EN TODO VIRYA, EL YO ES LA MANIFESTACIÓN DEL ESPÍRITU ENCADE­NADO. Por supuesto, nos referimos al Yo antes definido, al Yo de Miguel Serrano, al Yo de la absoluta identidad individual. Esta respuesta nos obliga a realizar una inmediata aclaración para evitar una confusión bastante probable: LA RESPUESTA NO NOS DICE QUE EL YO "ES" EL ESPÍRITU; SÓLO NOS ASEGURA QUE ES "SU MANIFESTACIÓN". ¿Qué sig­nifica esta aclaración, qué agrega a la respuesta anterior? Respuesta: La aclaración apunta a evitar que se confunda el Yo con UNA EXPRESIÓN DIRECTA DEL ESPÍRITU, cuando sa­bemos ya, de los primeros incisos, que "el Espíritu encadenado no sabe que lo está". El Yo, efectivamente, es tenido por la forma más pura de "conciencia" y puede parecer contradictorio que por una parte se lo vincule al Espíritu, como evidencia del encadenamiento, y por otra se afirme que el Espíritu ignora su encadenamiento ¿cómo, si el Yo es conciencia, ignora el Es­píritu su situación? Justamente, porque esta pregunta constituye un error, se aclaró que "el Yo es la MANIFESTACIÓN del Espíritu encadenado" y no la expresión del Espíritu mismo. Aunque la distinción propuesta parece demasiado sutil, se torna inmediatamente clara cuando apelamos a los conceptos analógicos sobre el Espíritu obtenidos con la ayuda del Modelo de la Esfera.
En el inciso "El Espíritu-esfera revertido" vimos que el Yo Absoluto, de la "normalidad", se trasladaba al Yo Infinito de la "anormalidad" del Espíritu. El Yo infinito se sintetizaba en un "polo infinito", en el que convergían todas las proyecciones de los puntos exteriores de la esfera: el "polo infinito" se encuentra necesariamente en el infinito y, por eso, las proyecciones del Vultus Spiritus, el Rostro espiritual, traspasan el espacio cósmico del macrocosmos en todas direcciones. Resulta, así, que "entre el Espíritu-esfera y el Yo Infinito, ha de estar COMPLETO el mundo de los entes finitos, es decir, el macrocosmos "INTERIOR"; o, en otras palabras, el Yo Infinito sobrepasa POR EL INFINITO al mundo de los entes finitos; es como si, en la figura 8, TODO LO FINITO ESTUVIESE ENTRE EL CIRCULO VIOLETA (polo infinito expandido) Y EL CIRCULO VERDE (Rostro espiritual)". En el inciso siguiente se completaba ese concepto: "EL ESPÍRITU ESFERA REVERTIDO IG­NORA SU SITUACIÓN PORQUE ENTRE EL Y SU YO INFINITO SE INTERPONE EL ABSOLUTO DESORDEN DEL "ORDEN ARQUETÍPICO" O "PLANO MATERIAL"; EL ESPÍRITU REVERTIDO SE OPONE ESENCIALMENTE A DICHO "ORDEN" Y, TAL OPOSICIÓN, CREA UNA BARRERA DE INCOMUNICACIÓN CON SU PROPIO YO IN­FINITO QUE SE ENCUENTRA "MAS ALLÁ DEL PLANO MATERIAL"; POR OTRA PARTE EL YO INFINITO, DESDE EL INFINITO, SOLO "VE" LA SUPREMA ILUSIÓN DEL ORDEN ARQUETÍPICO, A "MAYA", AL "MIRAR" HACIA EL ROSTRO ESPIRI­TUAL. Tal el drama del Espíritu revertido que se llama: CONFUSIÓN ESTRATÉGICA".
Consideremos ahora el siguiente concepto de la Sabiduría Hiperbórea, cuyo significado ha de revelar finalmente el Misterio del encadenamiento espiritual: EL YO PARTICULAR DEL VIRYA SE OCASIONA POR LA REFLEXIÓN DEL YO INFINITO EN LA IMAGEN DEL ORIGEN, CUYO RECUERDO PERSISTE EN LA MEMORIA DE LA SANGRE. Lógica­mente, se requiere de varios comentarios para explicar tan importante concepto.
Primero: El concepto precedente es conocido con el nombre sintético de "ENCADENAMIENTO ESPIRITUAL" y debe entenderse que a él se alude toda vez que se mencione tal nombre. El "encadenamiento espiritual" es el segundo acto del Misterio Mayor llamado Traición Blanca de los Siddhas Traidores; el primer acto ha sido, naturalmente, la confusión y desorientación original de los Espíritus Hiperbóreos, Misterio que hemos explica­do analógicamente como "reversión de los Espíritus-esfera".
Segundo: Por otra parte, el "encadenamiento espiritual" se produce como efecto del "plan en dos fases" de los Siddhas Traidores, cuya primera fase consiste en la clave genética. De acuerdo a lo ya visto, podemos describrir de manera más completa dicho plan: La primera fase, la clave genética, introduce en la memoria de la sangre una "imagen del Origen", la cual consti­tuye una herencia perpetua que se trasmite biológicamente en las razas de viryas perdidos; como toda terminación psíquica la "imagen del Origen" tiene carácter sémico y, por eso, la Sabiduría Hiperbórea la denomina Símbolo del Origen; en la Segunda Parte se verá que la proyección exterior, significativa, del Símbolo del Origen es el misterioso Signo del Origen, del cual se deriva por deformación y mutilación, entre otros, la swástica Hiperbórea. La segunda fase del plan, el encadenamiento espiritual, se cumple cuando el Yo infinito, reflejado parcial­mente en el Símbolo del Origen, ocasiona el Yo particular del virya.
Tercero: En el Símbolo del Origen, del virya perdido, sólo se refleja una ínfima parte del Yo Infinito, el cual consiste en la síntesis polar de las infinitas "miradas" proyectadas en todas las direcciones del espacio (ver figuras 7 y 8). En el articulo "H" se explicará analógicamente este hecho.
Cuarto: Se entiende mejor, ahora, a la luz del concepto de encadenamiento espiritual, la afirmación anterior de que "el YO del virya es la MANIFESTACIÓN del Espíritu encadena­do" y que la misma no debe confundirse con una EXPRESIÓN DIRECTA del Espíritu. El Espíritu revertido, en efecto, ES ETERNO y, por lo tanto, NO SUCESIVO; esta cualidad esencial lo mantiene absolutamente apartado del tiempo trascendente del macrocosmos, en el cual ocurren los entes finitos y sucesivos. Mal podría, entonces, acaecer una "expresión directa del Espíritu" en el virya perdido, es decir, en el macrocosmos potencial: un ente que efectiva­mente sucede en el tiempo trascendente. Por el contrario el Yo del virya es una "manifestación del espíritu", pero una manifestación indirecta que se realiza cuando alguna de las infinitas mi­radas descubre, en un ente finito, el Símbolo del Origen y se reflejan en él. No es pues, el Es­píritu quien se "expresa" en el Yo sino que, por el contrario, su manifestación ocurre SIN QUE EL ESPÍRITU LO SEPA. Es evidente: si el Yo del virya participa del Yo Infinito, ha de pade­cer su misma incomunicación, es decir, la desorientación anormal causada por la Traición Blanca. "El Espíritu-esfera revertido ignora su situación porque entre el y su Yo Infinito se interpo­ne el absoluto desorden del plano material"; etc.





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