sábado, 14 de marzo de 2020

F – El sujeto consciente en presente comprensivo S.P.C.

F – El sujeto consciente en presente comprensivo S.P.C.    



Supongamos que el sujeto consciente ha retenido el símbolo emergente I' tal como se ve en la figura 25. Entonces, si en lugar de atender a la extensión experimenta la comprensión del símbolo, será posible que aperciba su propia esencia temporal, es decir, la sucesión del tiempo inmanente, y el carácter dialéctico del presente real. Para ello será necesario situarse en otra perspectiva, diferente del enfrentamiento extensivo del S.P.E., con el fin de aprehender com­prensivamente al símbolo. Esta nueva situación se ha señalado analógicamente en la figura 25 con las letras S.P.C.
Ahora bien, la COMPRENSIÓN es una dimensión de los conceptos análoga al volu­men de la tajada xx: la "comprensión" indica cuán cerca está el concepto de coincidir con la verdad del ente, es decir, el volumen de la tajada indica cuán cerca está el concepto, en térmi­nos sémicos, de coincidir con el esquema del ente o Relación. Como toda representación racio­nal, tal como I, es homóloga al concepto que significa, su dimensión comprensión es necesa­riamente equivalente, según se explicó en el inciso anterior (articulo "F", comentario Tercero). Entonces ¿qué significa "experimentar la comprensión del símbolo"? Respuesta: aprehender su estructura; tomar conciencia, no de la mera apariencia que denota la extensión, sino de su complexión sémica. Para ello es preciso situarse en una perspectiva justa, que permita COM­PRENDER de un solo golpe de vista, es decir, en un solo acto cognoscente, la estructura del símbolo. Esto es: el sujeto consciente debe situarse, no frente al símbolo, sino A LA PAR de éste; viéndolo, NO COMO EMERGENTE, SINO COMO CIRCULANTE. En otras palabras: aún estando retenido en el presente, la observación comprensiva del S.P.C. debe darse a la par del símbolo, advirtiendo la dirección de su tránsito, es decir, comprobando que la emergencia sucede en el tiempo inmanente.
Hay que afirmar enérgicamente que no es posible comprender a ningún símbolo o repre­sentación consciente sin un efectivo cambio de perspectiva del sujeto consciente: no existe aquí un "principio de relatividad" que permita, por ejemplo, girar el símbolo con la fantasía y "encarar la comprensión de frente". Esto es imposible porque SIEMPRE, en todos los casos posibles, el aspecto frontal del símbolo es extensivo para el sujeto consciente. Para experimen­tar su comprensión se requiere indefectiblemente un movimiento del sujeto consciente que lo sitúe A LA PAR del símbolo retenido.
La primera intención dirige I' hacia sí mismo y, por lo tanto, su emergencia sucede en el tiempo inmanente. Al surgir en la conciencia, es decir, al atravesar el umbral de conciencia Ψ, el símbolo es retenido "desde el futuro" por el sujeto consciente, quien se sitúa luego en posi­ción favorable para su comprensión. Entonces, el símbolo I' es el contenido concreto, claro y definido, de un pensamiento consciente. En dicha conciencia, el S.P.C. ha de ser capaz de efectuar las siguientes distinciones:
Primero: ante todo experimenta la certidumbre objetiva del símbolo, es decir, hay eviden­cia patente de que el símbolo constituye un OBJETO diferente del S.P.C.
Segundo: en tal objeto, como una fuerza particular que apunta hacia sí mismo, percibe la PRIMERA INTENCIÓN.
Tercero: apercibe, también, la propia ATENCIÓN puesta en la retención, la cual es una especie de SEGUNDA INTENCIÓN que refiere al símbolo hacia el sujeto cognoscente.
Cuarto: capta, así, el momento PRESENTE como producto de una tensión dialéctica: la primera intención y la segunda intención se revelan como fuerzas claramente opuestas.
Quinto: COMPRENDER es percibir la estructura del símbolo, es decir, aprehender su esencia: esta posibilidad superior de conocimiento está vedada al S.P.E., quien sólo percibe una apariencia exterior, tanto más racional cuanto más reflexiva sea su indagación (ver inciso anterior, articulo 'G', comentario Segundo).
Sexto: finalmente, el S.P.C. puede apercibir su propia esencia sucesiva, es decir, el TIEM­PO INMANENTE. Pero tal apercepción, por ser comprensiva, se efectúa sin referencia alguna al tiempo trascendente, cuyo dato para el conocimiento indirecto es la extensión. Quiere decir que el S.P.C. es capaz de apercibir al tiempo inmanente en forma absoluta; de aquí que a la disposición del sujeto consciente para apercibir el tiempo inmanente se la denomine: FACUL­TAD DE AUTOSCOPIA CRÓNICA.





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