lunes, 30 de marzo de 2020

J - El Cordón Dorado.

J - El Cordón Dorado.
Vamos a destacar un concepto ya visto, que tomaremos del párrafo de "La Extraña Aventura del Dr. A. Siegnagel", citado precedentemente: "Los viryas despiertos se hallan vin­culados carismáticamente entre sí, DEBIDO A SU ORIGEN COMÚN, por un lazo sincronís­tico que llamamos AUREA CATENA o CORDÓN DORADO. Es un vínculo NO FÍSICO inaprensible para la razón". Aunque este concepto sólo será comprendido cabalmente cuando se conozca la Estrategia "O" de los Siddhas Hiperbóreos, que expondremos en la Segunda Parte, conviene efectuar aquí algunas aclaraciones.
En primer lugar, confirmamos lo que parece obvio: la vinculación carismática entre viryas "POR SU ORIGEN COMÚN" se debe a la presencia en éstos, en su memoria de la san­gre, del Símbolo del Origen. Sin embargo, hay que hacer aquí una observación muy impor­tante: la "vinculación carismática" no ocurre POR CAUSA del Símbolo del Origen sino que, por el contrario, se trata de un fenómeno ACAUSAL. O, si queremos hacerlo aún mas simple, digamos que la vinculación carismática y el Símbolo del Origen forman parte del mismo fenó­meno. Este paradójico hecho puede ocurrir porque el Símbolo del Origen, aunque NO ES un Arquetipo universal, ES EL MISMO SÍMBOLO EN TODOS LOS VIRYAS. Por eso la vin­culación carismática jamás podrá ser reputada como un fenómeno de campo de fuerza, seme­jante a la electricidad, al magnetismo, la gravedad, o cualquier otro fenómeno de "fuerzas de acción a distancia".
Los viryas, en cambio, sean perdidos o despiertos, se encuentran todos sincronística­mente conectados por el origen común, formando esta conexión un lazo acausal, independiente del tiempo trascendente y del espacio. Y cabe destacar que, a pesar de que la mayoría de los viryas perdidos lo ignora, el Cordón Dorado otorga la maravillosa posibilidad de adquirir, por la sangre pura, el más alto nivel que haya alcanzado otro virya en cualquier parte del mundo. Claro que tal posibilidad sólo podrá ser aprovechada por aquel que se sitúa en el espacio estra­tégico de una Mística.
Para dar mayor claridad a este tema vamos a transcribir aquí el inciso "La Mística Hi­perbórea, motor mágicosocial", tomado de nuestra obra "Tratado de Estrategia Psicosocial de la SS". Sólo resta advertir que el mismo tema, pero desde otro punto de vista, será nuevamente tratado en la Segunda Parte.

"Inciso IV, La Mística Hiperbórea, motor mágicosocial".
"El misticismo es una actitud del hombre hacia la Divinidad; actitud que conduce a una experiencia interior última denominada ÉXTASIS MÍSTICO (o UNIO MÍSTICA) en la que se establece el vínculo personal entre el hombre y Dios. Para que la actitud mística concluya en el éxtasis místico y se concerte la experiencia interior trascendente debe intervenir un agente mediador denominado CARISMA. Recordemos que el místico no es "iniciado" y por lo tanto profano, pero la experiencia trascendente que persigue y obtiene pertenece al orden mas excel­so de la gnosis esotérica, por lo que el CARISMA debe allanarle, como en la iniciación, todos los obstáculos (racionales, morales, biológicos, etc.) que se interpongan entre él y la Divini­dad. El agente carismático interviene de manera aparentemente gratuita y contingente sobre determinados místicos resultando esta intervención tan incomprensible e inescrutable que al­gunos pensadores profanos lo atribuyeron al capricho de Dios, llamándolo justamente "don de Dios" o "gracia divina". Pero la Sabiduría Hiperbórea, cuyos pálidos reflejos sobreviven en al­gunas tradiciones esotéricas, afirma que el AGENTE CARISMÁTICO está perpetuamente presente en un plano "absolutamente trascendente" al mundo inmanente de la materia y se de­nomina PARACLITO. Es lo que la teología cristiana ha denominado Espíritu Santo incluyéndolo equivocadamente como una de la "personas" de la trinidad, es decir un aspecto de YAHVEH-SATANÁS. La Kábala judía también pervierte el carácter absolutamente trascen­dente del PARÁCLITO ligándolo a la inmanencia panteísta de Jehová-Satanás".
"Ya veremos en la Segunda Parte una definición más profunda del Paráclito; por ahora continuemos releyendo el inciso transcripto.
"La Sabiduría Hiperbórea enseña que el Paráclito, o "agente carismático", está vinculado simpáticamente a la sangre, a un CONTENIDO REMINISCENTE que ésta posee en algunos seres y que se denomina MINNE: la herencia del Símbolo del Origen. De allí la aparente falta de "lógica mundana en la manifestación del agente carismático pues sólo interviene en aquellos místicos que han "sentido la reminiscencia" que otorga la Minne  sanguinea. Es que no todos pueden sentir la Minne y muchos que la sienten no saben que sienten.
"Sentir la Minne es acceder a su contenido gnóstico y esto sólo se logra cuando, inmer­so en el torrente misterioso de la sangre, se produce el reencuentro con una verdad olvidada, es decir hecha inconsciente. Este reencuentro no es necesariamente un recuerdo sino la reminis­cencia de la propia divinidad perdida y la certeza intima de pertenecer a otro orden de existen­cia espiritual para el cual la materia es odiosa y la realidad del mundo esencialmente maligna. A la reminiscencia sobreviene inmediatamente una nostalgia infinita que sólo puede mitigarse con la esperanza del regreso.
"La Minne, entonces, no es tanto el recuerdo como la reminiscencia y aún la nostalgia que se debe experimentar íntimamente como acto previo al éxtasis místico, al que se llega por me­diación carismática del PARÁCLITO. Por eso la Sabiduría Hiperbórea sostiene un concepto más amplio del carisma en el sentido de ATRIBUTO PERSONAL que puede ser conquistado y desarrollado en beneficio propio y de la raza. El carisma personal sería en este caso "el efecto sensible producto de la intervención acausal del agente carismático o Paráclito, en el éxtasis místico, éxtasis que sólo es posible experimentar si previamente se ha vivenciado la Minne sanguínea, esa nostalgia". A partir de este concepto existe toda una técnica secreta, que permite desarrollar el carisma personal, fundada en la posibilidad de acceder a la Minne mediante el "Principio Hiperbóreo de la Purificación de la Sangre". Este principio alude a la SANGRE ASTRAL complemento sutil de la sangre física e intermediaria entre el Espíritu y el cuerpo físico. Según dicho principio la Minne no está presente en todos los seres antropomorfos sino en aquellos "descendientes" de la Raza Cósmica Hiperbórea, de Cristo-Lúcifer únicos que me­recen el calificativo de hombres semi-divinos o viryas. Pero, aun en éstos, existen diversos grados de impureza en la SANGRE ASTRAL que obstaculizan o impiden el acceso a la Minne y a su nostalgia liberadora. Es preciso entonces purificar la sangre astral para que se manifieste el "recuerdo contenido" de la Minne. Esto se logra por medio de Técnicas Secretas que con­templan la posibilidad de conocer exactamente si el hombre es de linaje hiperbóreo (virya) y, de ser así, que grado de impureza en la sangre astral le oscurece el "recuerdo contenido" de la Minne.
"La Sabiduría Hiperbórea afirma que si un Siddha desea durante el Kaly Yuga o Edad Oscura reconocer el linaje hiperbóreo en razas degradadas y degeneradas por la "IMPUREZA DE SANGRE", con vistas a su purificación y regeneración, sólo dispone de siete vías posibles una de las cuales requiere la efectiva posesión del GRAAL. Las Técnicas Secretas, que son siete también, una para cada vía, hacen posible la purificación de la sangre astral hasta un grado tan elevado que pueden provocar la transmutación del VIRYA en SIDDHA, es decir del hombre semi-divino en Divino Hiperbóreo inmortal.
"En otro orden, es también posible desarrollar el carisma personal de un líder para que, en la conducción de un pueblo, ejerza sobre la masa del pueblo esa fascinación carismática de los grandes jefes. Incluso una élite dirigente podría ser dotada carismáticamente si se cuenta con alguna vía para la selección de los VIRYAS y se aplica la Técnica Secreta.
"Aclaremos ahora un difundido error que consiste en relacionar analógicamente el ca­risma personal con el magnetismo físico, en la creencia que éste se comporta como aquél. En esta burda analogía cientificista el hombre carismático posee un "campo de fuerza" intenso que es percibido por otros hombres merced a la "interferencia de campos" que se produce al si­tuarse en su vecindad. Se dice entonces que tal hombre posee "magnetismo personal" y el ca­risma, como las fuerzas de acción a distancia de la física, queda asociado a la noción de magni­tud y extensión espacial. Nada de esto enseña la Sabiduría Hiperbórea pero afirma en cambio que el carisma personal que un líder "trasmite" colectivamente a la masa en realidad es percibido por cada uno en particular merced a un fenómeno de sincronía. Ésta es la razón por la que el carisma personal, por más intenso que sea, nunca es infalible sino que sólo afecta a aquéllos que por su linaje espiritual y grado de pureza sanguínea, es decir por la calidad de su Minne, pueden percibirlo en mayor o menor medida. Pero esta percepción no es meramente sensible sino eminentemente trascendente y espiritual, como corresponde a una superior virtud personal, que eso es el carisma y no una fuerza ciega y engañosa.
Disponemos ahora de un concepto mejor definido sobre lo que es un místico (de linaje hiperbóreo o virya). La Sabiduría Hiperbórea asegura que todo virya, por muy impura que este su sangre, posee condiciones místicas potenciales susceptibles de ser "despertadas" y orienta­das convenientemente en beneficio del individuo y de la raza.
"Este "despertar" del misticismo puede ser inducido por el carisma personal de un jefe (FÜHRER), líder o gurú, especialmente dotado. De hecho todos los fundadores de religiones y aún los fundadores de simples órdenes religiosas, por ejemplo, dispusieron de un gran carisma personal que les permitió reunir en torno suyo a gentes de la más variada condición la cual se sentía "arrebatada" hacia la nueva fe.
"Este carisma, que poseen en alto grado los líderes y que parece ser elemento indispen­sable para garantizar el éxito en la conducción de comunidades y la fundación de organizacio­nes colectivas perdurables, es el principio sobre el que se asienta una Mística. En efecto, una Mística Hiperbórea, o simplemente "Mística", es siempre la percepción colectiva de un caris­ma que a su vez puede estar sustentado en la presencia de un líder visible o dimanar de un pe­queño grupo de personas ocultas. Pero, cualquiera sea el caso, la vinculación carismática entre viryas siempre tiene por centro la sangre, el Símbolo del Origen que constituye la herencia común del linaje hiperbóreo. Aclaremos ahora quienes pueden desarrollar un centro carismá­tico.
"Cuando se habla de la esotérico y lo exotérico, suele decirse que lo segundo es la ex­presión profana de lo primero. Así una religión es el aspecto exterior, profano, EXOTÉRICO, de una DOCTRINA SECRETA ESOTÉRICA, interna, iniciática, guardada celosamente por sacerdotes o gurúes de quienes dimana el carisma percibido por los fieles, al que se denomina MÍSTICA.
"Pero, si bien esto es un hecho cierto en la perpetuación de las religiones, en el comien­zo del movimiento religioso quizás haya actuado un solo líder (Mahoma, Jesús, Manes, San Francisco de Asís, etc.) poseedor de un poderoso carisma y expositor de una Verdad revelada. Atraídos intelectualmente por esta Verdad pero, fundamentalmente, persuadidos en su creduli­dad por el carisma personal los hombres se agrupan armónicamente junto a ese CENTRO DE PODER que es el líder.
"En estos y en todos los casos la Mística es expresión de un carisma que, percibido por muchos, actúa como agente aglutinante u ordenador en torno al OBJETO de la Mística (líder, iglesia, doctrina, patria, etc.). Veamos un ejemplo. Un ejército puede estar muy bien equipado y organizado pero demostrar un comportamiento mediocre en las operaciones. La presencia de un jefe carismático revertirá esta situación introduciendo una Mística adecuada al fin de elevar el rendimiento operativo que asegure la victoria. Para ello apelará en principio al patriotismo o a la fe. No importa demasiado, en realidad, el contenido conceptual de su arenga discursiva y oratoria pues la Mística predispone a los hombres a creer y por otra parte, como ya vimos, en la función guerrera (y sacerdotal) "la forma predomina sobre el ser". Por eso el jefe presentará bien claro el estandarte a seguir y el ejemplo a imitar. Se exaltara la figura de un héroe legen­dario, un Dios de la guerra o una Virgen de los ejércitos, divinidad a la que hay que imitar y de la que se espera protección. Se fijarán consignas, se cantarán himnos, se emprenderán avances o desfiles, se diseñarán uniformes y distinciones, banderas y escudos, y otras infinitas variantes de la "determinación formal".
"En poco tiempo se observará un cambio asombroso. El ejército de ayer, de moral du­dosa y desconfiable eficacia, se ha transformado en una máquina de guerra, en una estructura orgánicamente disciplinada cuyo rendimiento operativo es inmensamente superior. Tal el be­neficioso efecto obtenido al realizar la función del mando en el "marco" de una Mística.
"Pero, por otra parte, la Mística así vista es algo claramente morfológico, cuya percep­ción ocasiona experiencias de orden trascendente. Esto es aludir al carácter semiótico que la Mística presenta en cuanto FORMA sensible e inteligible pues, como el símbolo, la Mística revela su SER a quien es capaz de aprehenderla. Por ello decimos que: "la Mística es una FORMA sostenida por un SER llamado CARISMA".
Páginas atrás definimos a la Mística como "la percepción colectiva de un carisma que a su vez puede estar sustentado en la presencia de un líder visible o dimanar de un pequeño grupo de personas ocultas". En beneficio de la posterior exposición conviene establecer clara­mente que se entiende por "percepción colectiva de un carisma" en esta definición.
"El carisma es la expresión del Paráclito o Espíritu Santo y SÓLO EXPERIMENTA­BLE SU RECUERDO a partir de la Minne sanguínea. Esto significa hablar de una experiencia absolutamente trascendente e INDIVIDUAL a la cual llamamos ÉXTASIS MÍSTICO y a la que no es posible ni imaginar relacionada con LO COLECTIVO en cuanto este concepto alude a lo relativo a "cualquier reunión de individuos", tal como lo define el Diccionario Sopena. ¿Qué queremos decir entonces al hablar de PERCEPCIÓN COLECTIVA del carisma? Res­puesta: Que, en el "marco" de la Mística las experiencias carismáticas individuales, diferentes y únicas en sí mismas, coinciden sincronísticamente en tiempo y espacio. Lo que no significa en absoluto que tales experiencias sean COLECTIVAS en el sentido con que denominamos a las EXPERIENCIAS COMUNES o fenómenos cuya percepción, una y la misma, es comparti­da por muchos tales como la observación de un eclipse o la audición de una melodía.
"La Sabiduría Hiperbórea denomina "vinculación carismática" al hecho de la coinci­dencia carismática en el marco de la Mística y ésta es la única concesión que hace en cuanto a lo COLECTIVO”.
"Por lo tanto, cuando en el marco de una Mística se establece la "vinculación carismá­tica" entre los hombres, que no es otra cosa que la "percepción colectiva del carisma" antes mencionada, deberá interpretarse este hecho dando a LO COLECTIVO la dimensión concep­tual de COINCIDENCIA ESPACIO TEMPORAL DE INDIVIDUOS en lugar de la más co­rriente idea de masa o muchedumbre”. Somos conscientes de la dificultad que entraña esta dis­tinción por lo que trataremos de esclarecer aun más la cuestión en el próximo inciso V.
"Recordemos por ahora la tesis del inciso III. Allí demostramos que en las funciones sacerdotal y guerrera "LA FORMA PREDOMINA SOBRE EL SER". De ello se infiere que "mediante un adecuado manejo de la forma puede determinarse el ser" en la función sacerdotal o guerrera, posibilidad que constituye el principio del control de grupos humanos en la Estra­tegia Psicosocial. Ahora bien: siendo por definición la Mística "UNA FORMA QUE REVE­LA AL SER, EL CARISMA", se comprende que la Mística es el instrumento FORMAL ade­cuado para operar sobre las comunidades humanas en el objetivo de "fijar" cualitativamente las funciones sacerdotal o guerrera o simplemente para "evocar" un arquetipo colectivo determina­do. Por ello la Mística, tal cual la hemos definida aquí, es el sistema empleado tradicionalmen­te por los grandes Guías Hiperbóreos de la humanidad, por ejemplo, el Führer, quien logro producir la "vinculación carismática" en la totalidad del pueblo alemán".
Otro párrafo de la misma obra puede contribuir a esclarecer aun más el fundamental tema de la vinculación carismática del Cordón Dorado.

b - TESIS- Recordemos el último concepto del INCISO IV.
"Hemos establecido un hecho: la Mística es una estructura morfológica continente cuyo contenido, ontológico, es un ser llamado carisma. Y el carisma o agente carismático, según vimos, es la expresión del Paráclito o Espíritu Santo el cual, como así también Dios en tanto el Espíritu Santo es Dios mismo, se ma­nifiesta en un plano absolutamente trascendente al plano inmanente de la materia. El Paráclito por lo tanto es inexperimentable e inapresible en el plano físico, y si su expresión, el carisma, es perceptible para algunos hombres ello es solamente en virtud del recuerdo contenido de la Minne. Lo que significa hablar de una experiencia individual dado que la Minne es algo personal", diferente de una persona a otra. La "vinculación carismática" de más de un hombre, varios o muchos es lo mismo, sólo puede darse en el marco de una Mística.
"Pero la "vinculación carismática" entre viryas que se experimenta en el marco de una Mística es, según vimos, un fenómeno sincronístico y acausal, vale decir, un fenómeno que NO OCURRE POR CAUSA de interacciones de campos de fuerza (magnético, eléctrico, gravita­torio, etérico, astral, estructurador de forma, pránico, akázico, etc.) pues ello equivaldría a admitir relaciones causales en los fenómenos de carisma colectivo entre viryas.
"Sin embargo la hipótesis de los campos de fuerza o magnetismo colectivo es la más aceptada, incluso dogmáticamente, en la moderna psicología de masas y la razón de ello es que los mencionados campos parecen poseer existencia real y generar en parte diversos fenómenos de psicología colectiva. Pero dichos fenómenos colectivos CAUSADOS por campos de mag­netismo animal o humano nada tienen que ver con la "vinculación carismática" manifestada a los hombres en virtud de una Mística.
"Para la Sabiduría Hiperbórea no existe el hecho de la masa de hombres (VIRYAS), ni aún en plena muchedumbre. Siempre, solos o reunidos, cercanos o lejanos, los VIRYAS per­manecen UNO en el misterio de la sangre y si algún lazo existe entre ellos éste es el de la ÁUREA CATENA, el cordón dorado, sincronístico no causal, del Símbolo del Origen, que liga, fuera del determinismo material del universo, a la raza divina de CRISTO-LUCIFER. Por ello la "vinculación carismática" es trascendente e individual, hombre por hombre, VIRYA POR VIRYA, y si involucra a un número de hombres en el marco de la Mística, éstos no de­ben ser considerados de ningún modo masa o muchedumbre. Sin embargo la Sabiduría Hiper­bórea acepta que en animales o animales-hombre (pasú) ocurren fenómenos de campo de fuer­za debido a la unidad genética de todo lo existente dentro del continuo espacio tiempo en que se ma­nifiesta la acción ordenadora de Jehová-Satanás el Demiurgo de la materia. Lo importante es comprender ahora que en tanto se considere a las masas o muchedumbres desde el punto de vista cuantitativo y causal, sujetas a fenómenos psicológicos de campo de fuerza o magnético, estamos cometiendo un grueso error desde la perspectiva hiperbórea y corriendo un riesgo esotérico por cuanto las "fuerzas colectivas" que actúan en las poblaciones animales o de ani­males-hombres (pasú) son de neto orden satánico o demoníaco, técnicamente denominadas en ocultismo "proyecciones arquetípicas en la luz astral" o egrégoros, es decir arquetipos colecti­vos vitalizados y "liberados" fuera del hombre y fuera de los hombres pero con capacidad para actuar sobre los hombres.     
"Esta errónea concepción ha tomado tal auge en las ciencias políticas y sociales que, aún en Alemania, y lo que es peor hasta en el Partido Nazi, había quienes no "VEÍAN" hiper­bóreamente al pueblo como el conjunto de VIRYAS que son sino que VEÍAN, sinárquicamen­te, masa y muchedumbre.
"Pero sin visión hiperbórea no puede haber comprensión de la misión del FÜHRER que es conducir al pueblo, como un solo VIRYA, hacia la mutación colectiva del fin del KALY YUGA, haciendo efectiva la promesa de liberación de CRISTO-LUCIFER y trasmutando al hombre en superhombre, al VIRYA en SIDDHA inmortal, en un despertar colectivo que sin embargo será personal y secreto porque se dará en los 7 cielos y más allá del cielo, para cada uno.
La visión sinárquica del hombre-masa en cambio brinda una idea de rebaño que sólo puede conducir a una concepción colectivista de la sociedad y del estado, tal como ocurre con los socialistas y marxistas o una democracia liberal en donde el estado, controlado por oligar­quías políticas y mafias económicas, se asienta en las masas sufragistas, cuyas mayorías no ejercen ningún control real sobre su destino histórico y son simplemente reducidas a "clases" sometidas.
en que se halla inmerso y a su individuación definitiva, reintegrándose al Yo despierto en el selbst. Es el fin del Kaly Yuga o Edad Oscura.
La visión sinárquica significa continuar en el orden causal, sujetos a la ley de evolución y a las pautas del progreso material en que se fundamenta la civilización occidental. Significa la inmersión cada vez mayor del individuo en lo colectivo, marchando la historia hacia una sociedad futura mecánicamente compleja en la que el hombre desaparecerá como tal en una atrofia metafísica de su yo, objetivo indispensable para cumplir el fin de la visión sinárquica que es el Gobierno Mundial. "Pero en este súper gobierno imperará el orden de la colmena: un gigantesco hormiguero mundial regido por una jerarquía endógama probablemente hebraica. ¿El Dios mundial?: Jehová-Satanás".




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