lunes, 30 de marzo de 2020

H - Estudio analógico del encadenamiento espiritual.

H - Estudio analógico del encadenamiento espiritual.

La clave genética ha trasmutado al pasú en virya y le ha dotado de una herencia divina: el Símbolo del Origen en la memoria de la sangre. Mas, por el Símbolo del Origen, el Espíritu resulta encadenado a la evolución del pasú, ahora virya perdido: lo que para el espíritu constituye un supremo mal para el pasú representa el más grande bien. Se trata, desde luego, de un Mis­terio terrible, al que hay que aproximarse con mucha prudencia y valor. Un modo de aproxi­mación que puede resultar altamente sugestivo consiste en emplear el Modelo de la Esfera, que vimos en los primeros incisos, y vincularlo al esquema analógico del pasú: tendremos así la posibilidad de representar gráficamente al virya perdido en un sistema que guarda rigurosas correspondencias conceptuales con el Misterio del espíritu encadenado.

El cuerpo del pasú es un microcosmos potencial, sucesivo en el tiempo trascendente; por lo tanto su transcurrir ocurre dentro del macrocosmos, donde la potencia formativa del plano arquetípico sostiene su evolución. Esta situación se ha representado en la figura 27; compárese con las figuras 9, 11 y 11b.

Supongamos ahora que al pasú de la figura 27 se le ha incorporado el Símbolo del Ori­gen por causa de la clave genética ¿Cuál es el efecto? Respuesta: Recordemos que las miradas del Espíritu-esfera revertido (ver figuras 5 y 6) atraviesan todo el espacio cósmico, es decir, "el mundo de los entes finitos", para encontrarse en el polo infinito (ver figura 7 y 8) donde se realiza la síntesis del Yo infinito.



Esta situación habría de permanecer inalterable para el Yo infinito puesto que el Espíritu-esfera es ETERNO y, por lo tanto, NO SUCESIVO en el tiem­po trascendente. Sin embargo, al sobrevenir el Pralaya, cuando El Uno concluya su Día de Manifestación y se disuelva el orden material, entonces el Espíritu-esfera podrá reorientarse puesto que entre el y su Yo infinito ya no se interpondrá el mundo de los entes finitos. Mas, hasta tanto ese día no llegue, el Espíritu-esfera habrá de permanecer en la desorientación abso­luta.

Pero, he aquí que los Siddhas Traidores introducen en el macrocosmos el Símbolo in­creado del Origen y algunas de las infinitas miradas se reflejan en él procurando orientarse hacia el Origen. De ese modo, en el Símbolo del Origen se sintetiza un Yo que participa del Yo Infinito. Hasta aquí la respuesta a la pregunta anterior.

En la figura 28 se muestra la intersección del pasú con un polo infinito expandido del Yo infinito, por efecto de la clave genética. Se comprueba así que el virya participa en alguna medida del Yo infinito.

Para estudiar con más detalle tal participación conviene observar la figura 29, en la cual se ha representado solamente el Espíritu-esfera y la estructura psíquica del pasú; no hay que olvidar, por supuesto, que esta situación acontece en el ámbito del macrocosmos.

Vemos allí que la esfera de luz se ha señalado con un trazo más grueso (comparar con la figura 22) y que en su interior, sobre una LÍNEA CÓNCAVA AB, se reflejan algunas mira­das del Espíritu-esfera. Analógicamente, la línea AB corresponde al perfil del Símbolo del Origen: es CÓNCAVA porque "LA ORIENTACIÓN DE LA GNOSIS ESPIRITUAL ESTA SIGNADA POR LO CÓNCAVO", según se explicó en el inciso "El Espíritu-esfera Normal". Pues bien, SOBRE la línea AB se manifiesta el Espíritu como el Yo del virya, un Yo que tien­de espontáneamente a confundirse con el sujeto consciente debido a que el Símbolo del Origen AB se sitúa siempre en la esfera de luz por determinación de la clave genética.





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