miércoles, 26 de febrero de 2020

A - La autonomía óntica del microcosmos actual.

A - La autonomía óntica del microcosmos actual.


El inciso anterior "Funcionamiento de la esfera de la conciencia del pasú", no podrá ser completo sin incluir un estudio sobre el tiempo inmanente. Sin embargo, debido a su impor­tancia capital para la comprensión del encadenamiento espiritual, hemos preferido tratar este tema por separado. Lógicamente, aquí habrá que remitirse a muchos artículos y explicaciones anteriores ya que "el tiempo", al que vamos a estudiar en último lugar por motivos de metodo­logía, constituye en realidad el fundamento de la conciencia, vale decir, la base sobre la que se apoya gran parte de lo ya visto.
Comencemos, pues, por el principio, es decir, por la obra del Demiurgo. El placer del Demiurgo, el "Bien", consiste en el descubrimiento significativo permanente de su obra; para ello ha designado, junto a la finalidad entelequial de los entes, una suprafinalidad destinada a brindar el descubrimiento significativo. Pero ¿quien ha de efectuar tal descubrimiento, hacia quién apunta la suprafinalidad? Respuesta: Hacia un ente autónomo capaz de descubrir el de­signio en todo ente y poner, luego, el sentido en todo ente: ésa es la finalidad del animal-hom­bre o pasú. Pero esa finalidad, LLEGAR A SER un ente autónomo postor de sentido, el pasú ha de alcanzarla tras larga evolución. En anteriores artículos hemos mencionado que el proceso evolutivo del pasú habría de culminar con el desarrollo de la esfera de conciencia, es decir, con la construcción de un esquema de sí mismo que obrase como asiento del sujeto consciente. Este sujeto, por constituir la más elevada expresión del sujeto anímico evolutivo, o alma, exige que el esquema de sí mismo sea lo mas perfecto posible, que refleje completamente la estructu­ra del microcosmos: solamente cuando el esquema de sí mismo coincida hasta en sus menores detalles con el microcosmos, lo que equivale a decir que el sujeto consciente es capaz de "pensar" al microcosmos, de pensarse a sí mismo racionalmente, será posible alcanzar la auto­nomía óntica propuesta como finalidad del pasú. Por motivos de simplicidad explicativa divi­dimos la finalidad en dos objetivos: alcanzar la "autonomía óntica" y ser "postor de sentido"; al primero lo llamamos "objetivo microcósmico" y al segundo "objetivo macrocósmico".
Al estudiar el objetivo microcósmico, por las mismas razones de simplicidad, nos he­mos referido exclusivamente a la culminación del proceso evolutivo del pasú, vale decir, a la formación de la esfera de conciencia animada por el sujeto consciente, pero, en una considera­ción mas rigurosa, habría que afirmar que dicho objetivo abarca toda la historia evolutiva del pasú. Esto se verá mejor si aclaramos que tal "historia evolutiva" es el desarrollo formal del Plan evolutivo con que el Arquetipo Manú se despliega a través del hombre: tomando al pasú en cualquier punto de su evolución, es decir, en cualquier fase formal del Plan evolutivo, el objetivo microcósmico ESTÁ SIEMPRE HACIA ADELANTE EN EL SENTIDO DE LA EVOLUCIÓN, APUNTANDO HACIA LA ENTELEQUIA Y, EN EFECTO, HACIA LA AUTONOMÍA ÓNTICA.
Una vez restituido el sentido esencialmente evolutivo que debe expresar el objetivo mi­crocósmico vamos a ocuparnos de su finalidad ultima: la autonomía óntica del microcosmos. Sabemos, en efecto, que la finalidad del pasú es una posibilidad abierta para LLEGAR A SER un ente autónomo, mas ¿qué ocurre cuando tal posibilidad se concreta? ¿Qué significa SER UN ENTE AUTÓNOMO? Daremos una respuesta, pero no ha de creerse que, por el hecho de des­cribir una entelequia, nos estamos ocupando de algo inexistente: por el contrario, se cuentan por millones quienes han completado el Plan evolutivo del pasú y ahora, tranquilamente, se encuentran sirviendo a la Sinarquía de los Siddhas Traidores, integrando las filas de la Jerar­quía Blanca; tales son, por ejemplo, los "Maestros de Sabiduría" que desde hace unos siglos operan políticamente en Occidente procedentes de Chang Shambalá.
No hay que insistir demasiado, pues ya ha sido suficientemente aclarado, que el pasú debe cumplir una misión importantísima en la obra del Demiurgo. Pero, hasta donde es ex­cepcional este papel, único entre los entes designados, sólo se hará evidente si reflexionamos sobre la posibilidad de autonomía que implica la concreción de su finalidad entelequial. En efecto, cualquier ente que culmina su proceso, aún cuando alcance la perfección suprema, no es otra cosa que la expresión de los Arquetipos universales; éstos le sostienen y se manifiestan en él, cumpliendo la Voluntad del Demiurgo. Los entes subsisten en el tiempo trascendente y en él cumplen su proceso, COMO TODO LO QUE EN EL MUNDO ES SUCESIVO; mientras el pasú evoluciona, mientras su cuerpo es un microcosmos potencial, ES TAMBIÉN SUCE­SIVO EN EL TIEMPO TRASCENDENTE y se encuentra sostenido permanentemente por el Arquetipo Manú. Entonces no se diferencia mayormente de los restantes entes sucesivos. Sin embargo, esta situación cambia completamente cuando el pasú concreta su entelequia y se transforma en microcosmos actual: en tal caso adquiere una característica excepcional, única, que lo diferencia esencialmente de todo ente sucesivo, es decir, adquiere la autonomía óntica. Esto no quiere decir que el microcosmos actual "deja de estar sostenido por el Arquetipo Manú" sino que, por haber alcanzado la entelequia, el pasú es el mismo Arquetipo Manú y, a partir de entonces, comienza a existir como ente autónomo.
Examinemos brevemente como llega el pasú a convertirse en ente autónomo. El pasú, como todo ente, ha sido designado por el Demiurgo; pero, en instancias inferiores de su evo­lución, sólo se revelan a su razón los designios de entes externos, con los cuales construye la estructura cultural; no obstante llega el día en que, con un sacudimiento esencial, sobreviene la intuición de la posibilidad de la autonomía óntica: el ente, conocedor de entes, comienza a co­nocerce a si mismo y de esa turbadora revelación surge el símbolo fundamental de la esfera de conciencia; una nueva estructura se va enlazando en torno a ese primer símbolo y se conforma así el esquema de sí mismo, la historia del microcosmos que debe acabar, por fuerza, descri­biendo al designio propio; y el sujeto anímico evolutivo, al animar el esquema de si mismo como sujeto consciente, va animando también sucesivamente los elementos del designio pro­pio; el final de este proceso de autodescubrimiento, teórico, pero que puede efectivamente ser alcanzado una vez en la vida o en alguna vida, ocurre cuando el sujeto consciente es capaz de pensar el esquema de si mismo y el esquema de si mismo es la interpretación del designio propio; en ese momento el sujeto se compenetra de todo el microcosmos Y ESTE SE ILUMI­NA COMO CORRESPONDE A TODO SISTEMA: el microcosmos pasa a ser el contenido de un pensamiento, equivalente a un "sistema vivenciado por el pensar racional", es decir, EL MICROCOSMOS ÍNTEGRO ES UNA VIVENCIA DEL ALMA: en resumen, el sujeto apercibe una representación que es si mismo: el microcosmos; y el microcosmos es entonces un acto puro de conciencia, una pura perfección paradigmática, una entelequia del Arquetipo Manú, UN ENTE AUTÓNOMO. ¿Por qué "ente autónomo"? Respuesta: porque el microcos­mos actual es PURA CONCIENCIA Y "LA CONCIENCIA" ES TIEMPO; o, con otras palabras: CONCIENCIA Y TIEMPO SON PALABRAS SINÓNIMAS. Quiere decir que la reducción racional del microcosmos por el sujeto consciente causa en este la existencia de un "tiempo propio", inmanente, independiente del tiempo trascendente del macrocosmos.
En consecuencia, la autonomía óntica del microcosmos actual es una AUTONOMÍA TEMPORAL, concepto que ya habíamos adelantado en el articulo "C" del inciso anterior: "el cuerpo del pasú es un microcosmos potencial; será un microcosmos actual cuando se transfor­me en un ente autónomo, es decir, CUANDO SE INDEPENDICE DE SU SINCRONIZA­CIÓN CON LOS PROCESOS DE LOS RESTANTES ENTES DEL MACROCOSMOS". Recordemos que POR PERMANECER en el tiempo trascendente, o Conciencia del Demiurgo, el micro comos tiene todos sus movimientos internos sincronizados con los movimientos ex­ternos del macrocosmos: "los relojes atómicos, biológicos y psicofisiológicos del pasú están sincronizados con los relojes cósmicos que regulan los movimientos de los entes según patro­nes universales de razón". Por eso decíamos en dicho artículo, sintetizando: "el pasú se va transformando en ente autónomo a medida que cumple el "objetivo microcósmico de la finali­dad": construir un esquema de sí mismo, o esfera de conciencia, de tal perfección que, al ser reflexionada por el sujeto consciente, racionalice completamente al microcosmos. La concien­cia, análogamente al aspecto Poder del Demiurgo, ha de poder aplicarse, compenetrarse, di­fundirse, etc., en el microcosmos y sincronizar sus movimientos internos con sus propios relo­jes patrón, o sea, ha de poder desincronizarlo del macrocosmos evitando participar del tiempo trascendente, ha de sustraerlo de su PERMANENCIA en él”.
Aunque ya se ha puesto en claro que la autonomía óntica del microcosmos forma parte esencial de su designio, es decir, es efecto de la Voluntad del Demiurgo, todavía podría pre­guntarse ¿para qué? Vale decir: ¿para qué el Demiurgo propone en el designio microcósmico la posibilidad de su autonomía? Respuesta: esta pregunta carece de sentido porque la autono­mía NO ES UN FIN EN SÍ MISMA sino una consecuencia NECESARIA e inevitable de la fi­nalidad entelequial. Con otras palabras: la autonomía temporal es EFECTO de una CAUSA FINAL que se llama "conciencia-tiempo"; evidentemente, nos referimos a la conciencia de la entelequia, es decir, conciencia del microcosmos. Pero la respuesta definitiva es, desde luego, hermética: la autonomía óntica del microcosmos ocurre cuando éste refleja perfectamente al macrocosmos, cuando sus estructuras son homólogas y están análogamente vitalizadas. Esto quiere decir que un microcosmos actual sólo puede serlo si representa perfectamente al macro­cosmos, ESTRUCTURALMENTE Y ANÍMICAMENTE; o sea; SOLO SI LA COMPLE­XIÓN DEL ALMA DEL PASÚ, AL ANIMAR EL MICROCOSMOS, ES ANÁLOGA A LA COMPLEXIÓN DEL DEMIURGO AL ANIMAR EL MACROCOSMOS. Por eso, si el Demiurgo exhibe un "aspecto" sucesivo, producto del Aliento, cuya fluencia llamamos Con­ciencia-Tiempo o tiempo trascendente del macrocosmos, el pasú ha de manifestar un "aspecto" semejante en el microcosmos, SI ES QUE ASPIRA A CONCRETAR SU ENTELEQUIA: y ese aspecto microcósmico no es otro que EL SUJETO CONSCIENTE EN LA ESFERA DE CONCIENCIA. Vemos así que el "tiempo propio del microcosmos", y, en consecuencia la "autonomía óntica", ES UNA CONDICIÓN ESENCIAL PARA LA ACTUALIZACIÓN ARQUETÍPICA DEL MICROCOSMOS.



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