domingo, 23 de febrero de 2020

E - El pensamiento racional del pasú.

E - El pensamiento racional del pasú.

Después de tan extensas descripciones seguramente deseamos conocer como PIENSA el pasú. Desde luego, las operaciones primera y segunda de la razón implican ya un PENSAR, como también lo es la actividad de la estructura cultural y de la esfera de conciencia. Para evi­tar confusiones, comenzaremos por definir el significado de estos términos y especificar su alcance.
"PENSAR" es la actividad de la "estructura psíquica", compuesta, según la figura 11 b (comparece con la figura 11), por las esferas "afectiva" (4), "racional" (3) y "de conciencia" (2). De este modo, resulta claro que "el pensar" es una actividad que puede suceder en cual­quiera de tales esferas. En otro inciso, sin embargo, se demostrara que el pensar obedece a una "secuencia jerárquica" inevitable: temporalmente el pensar se localiza primero en la estructura del cerebro; el cerebro vivo construye la estructura cultural que, a posteriori, también es ani­mada por el pensar; la estructura cultural viva construye la esfera de conciencia y, a posteriori también es animada por el pensar.
Cuando digamos, por ejemplo, "el pensar" o "por causa del pensar", etc., ha de supo­nerse que tal "pensar" puede ocurrir en cualquier esfera de la estructura psíquica y se ha de in­dagar, en el texto, por la referencia adecuada.
Siempre anticipando definiciones, que más adelante serán debidamente fundamentadas, consideremos que "el pensamiento es el momento del pensar". En otras palabras: "el pensa­miento es el acto momentáneo del pensar". En el próximo inciso veremos que tal "momento" presenta una doble temporalidad: por una parte registra una "duración real" en el tiempo tras­cendente o "tiempo del macrocosmos", y por otra registra un tiempo inmanente proporcional a la intensidad energética del pensamiento.
Por otro lado, el microcosmos particular del pasú., es producto de una mónada y de un Arquetipo. Es decir: la mónada sostiene al microcosmos particular que evoluciona según el proceso de un Arquetipo universal o Manú. Pero la mónada no "'desciende" jamás a la materia sino que se manifiesta en el microcosmos como un ser de muy sutil entidad que tiene por fun­ción: asimilar el grado evolutivo alcanzado y mantenerlo cuando se produzca la desintegración orgánica llamada muerte. Este ser es "el alma" del pasú.
El alma es quien aporta al microcosmos la herencia genética no biológica de la evolu­ción y es quien, al desencarnar, mantiene lo evolucionado en esa vida para aplicarlo en la vida de otros microcosmos, avanzando siempre hacia la entelequia. Se entiende, entonces, que el alma, por su función de sostenerlo e impulsarlo hacia la individuación entelequial, DEBE ES­TAR PRESENTE EN TODO PUNTO DEL MICROCOSMOS. En verdad no existe función en el microcosmos que no se encuentre fundamentada en ultima instancia por el alma, pero, desde el punto de vista estructural, conviene distinguir entre sus distintas FACULTADES. Por FACULTAD del alma ha de entenderse a la POTENCIA con que ella ACTÚA en una estruc­tura. En este sentido la SENSIBILIDAD y la INTELIGENCIA son, por ejemplo, FACULTA­DES. Ahora bien: EN EL PASÚ "EL PENSAR" ES LA PRINCIPAL FACULTAD DEL ALMA. O, con otras palabras, el pensar es la manifestación del alma en la estructura psíquica. Pero esta manifestación tiene un carácter inconfundible: es la única facultad con la que el alma expresa directamente la unidad de la mónada. Por eso se dice que "el pensar es el acto de un SUJETO pensante": el alma como SUJETO, un sujeto que tiende permanentemente a afirmar su propia individualidad, es el reflejo inequívoco de la unidad de la mónada.
Dijimos al comienzo que "el pensar" puede suceder en cualquier esfera de la estructura psíquica.; el concepto de SUJETO pensante nos va a permitir entender con más precisión a esta facultad del alma. Ante todo hay que atender al siguiente principio: TODO SUJETO RE­QUIERE UNA ESTRUCTURA EN LA CUAL MANIFESTARSE. Vale decir, NO PUEDE EXISTIR EL SUJETO SIN UN VEHÍCULO PARA SU MANIFESTACIÓN; lo que existe siempre, aun después de la muerte del pasú., es el alma transmigrante, pero NO EL SUJETO que sólo es un aspecto del alma característico del estado de encarnación: UN OBJETIVO DE LA FINALIDAD DEL PASÚ. En síntesis: EL SUJETO ES FUNCIÓN DE LA ESTRUCTU­RA.
En el microcosmos, para exponer nuestra tesis sobre la estructura psíquica original del pasú y el posterior encadenamiento del Espíritu, hemos distinguido tres estructuras básicas: la memoria arquetípica o cerebro, la estructura cultural y la esfera de conciencia. Pues bien, cada una de tales estructuras puede ser animada por el sujeto pensante, de acuerdo al principio re­cién examinado. Sin olvidar que se trata siempre de UN MISMO SUJETO, vamos a denomi­nar: "sujeto racional" o "razón" al pensar localizado en la memoria arquetípica o cerebro; "sujeto cultural" al pensar que ocurre SOBRE la estructura cultural; y, por ultimo, "sujeto consciente" o "histórico" al pensar propio de la esfera de conciencia y que será el tema princi­pal de estudio del próximo inciso.
La fuerza que "mueve" al sujeto es la voluntad. Así, la "voluntad instintiva" permite actuar a la "razón", o sujeto racional, en la memoria arquetípica; la "voluntad cultural" impulsa al sujeto cultural a animar la estructura cultural; y la "voluntad consciente" hace posible que el sujeto consciente anime a la esfera de conciencia. En la figura 11 b puede comprobarse que en la representación analógica sistemática de círculos excéntricos el recinto (5) corresponde a la "voluntad cultural", la cual es activa en las tres esferas (2), (3) y (4) por causas que se explica­ran en 'F' del próximo inciso. En cambio el recinto (6), de la voluntad instintiva, sólo esta for­mado por la intersección de las esferas (3) y (4), lo que significa que "la razón" es volitivamen­te independiente de la esfera de conciencia (2): puede actuar, y de hecho actúa siempre, "instintivamente", vale decir, automáticamente.
En todo lo que sigue del presente inciso nos concentraremos en la descripción y el aná­lisis funcional de la estructura cultural, motivo por el cual toda referencia o mención del "pensar" deberá ser entendido como correspondiente al sujeto cultural (o al sujeto racional, o "razón", por constituir el constructor de la estructura de Principios y Relaciones, según ya se explicó). Con este criterio, del "pensamiento", sólo nos referiremos al que producen los sujetos instintivo y racional y lo denominaremos "PENSAMIENTO RACIONAL", para diferenciarlo de los pensamientos irracionales que se estudiarán en otro inciso. Por el mismo motivo, dire­mos: "el pensar racional", aludiendo a aquel pensar que sólo aprehende pensamientos raciona­les. Naturalmente que tal "aprehensión" sólo es posible porque el pensar es un SUJETO VO­LITIVO.
Teniendo en cuenta todas estas definiciones y aclaraciones podemos ya considerar la siguiente propiedad: EL PENSAMIENTO RACIONAL DEL PASÚ SE ORIGINA, EN TO­DOS LOS CASOS, "SOBRE" LA ESTRUCTURA CULTURAL Y, DESDE ALLÍ, EMER­GE HACIA LOS ESTRATOS SUPERIORES DE LA PSIQUE, VALE DECIR, HACIA LA ESFERA DE CONCIENCIA. Tal tránsito del pensamiento sólo puede ser entendido a la luz de los conceptos de "potencia" y "tiempo", que se estudiarán en el siguiente inciso. Aquí va­mos a ceñir la explicación en torno al origen del pensamiento racional, puesto que el mismo se produce EN la estructura cultural.
¿Cómo debe entenderse, entonces, que el pensamiento se produce SOBRE la estructura cultural? Respuesta: LITERALMENTE. Es decir, si no olvidamos que "la estructura cultural" es un modelo analógico la respuesta es literal: el pensamiento se produce SOBRE la estructu­ra, EN sus Principios y Relaciones, o sea, EN los sistemas; por eso el pensamiento racional es SISTEMÁTICO.
Como esta respuesta no nos permite ver gran cosa trataremos de entenderla mediante una alegoría. Supongamos que practicamos la vivisección de un animal y, por medio de una craneotomía, dejamos expuesto su cerebro. Lo observamos atentamente y afirmamos: "es una estructura celular"; y: "está viva". Pero, luego de una más atenta inspección, vemos que existen diferentes tipos de actividad en el seno de dicha estructura: bioeléctrica, bioquímica, neurónica, hemática, etc. Si queremos caracterizar tal diferencia de actividad podemos tomar como pará­metro común el "movimiento"' y advertir que en los fenómenos bioeléctricos lo que se "mueve" son "iones"'; en los bioquímicos "moléculas"; en los neurónicos la misma célula, estimulada por un impulso nervioso, se conecta con otra, se "'mueve", produciendo sinapsis; en los hemáticos una "molécula proteica", etc. Vale decir: en el amplio marco de la "vida", que caracteriza a dicha estructura celular o cerebro, distinguimos varios "movimientos" diferentes que provie­nen de distintas áreas de actividad funcional ¿cómo hemos DISTINGUIDO estos movimientos, cómo se han hecho CLAROS para nosotros? Los hemos distinguido, en primer lugar, porque no consideramos al cerebro en su totalidad, como un todo orgánico, sino que hicimos abstrac­ción de ciertas partes: las células, las arterias, venas y tejidos, etc. Y, en segundo término, se han hecho claros porque observamos lo abstraído bajo distintas luces y ópticas.
Observemos ahora la compleja red de la estructura cultural. Cuando decimos que el pasú "piensa" estamos en un caso análogo al de "el cerebro vive": implicamos la actividad esencial del organismo. El "pensar" es el estado de actividad esencial de la estructura cultural, análogo a la "vitalidad" de la estructura celular del cerebro. Pero en este distinguíamos ciertos movimientos, propios de las funciones orgánicas, que se hacían claros al abstraer dichas fun­ciones de la totalidad estructural y observarlas por separado, es decir, al ENCUADRAR FORMALMENTE EL ÁREA FUNCIONAL Y CONSIDERARLA COMO FENÓMENO EN SÍ. Del mismo modo un "pensamiento racional del pasú" es un movimiento DISTINTO Y CLARO que se produce en ciertas regiones de la estructura cultural. Con otras palabras: el pensar es la "vitalidad" de la estructura cultural y el pensamiento es la "vivencia" de un siste­ma, en tal estructura.
La estructura está, entonces, plena de actividad mental, como el cerebro "bullente de vida". El pasú efectúa una operación racional y UN MOVIMIENTO ESPECIAL SE PRO­DUCE "SOBRE" UN SISTEMA: ES EL PENSAMIENTO RACIONAL. Pero entendemos ahora por qué aquella respuesta debía ser interpretada literalmente: el pensamiento racional es sólo una actividad localizada SOBRE un sistema de la estructura cultural. Sin embargo este "SOBRE" no debe dar lugar a equívocos: el pensamiento no es una actividad que ocurra en la superficie de los elementos del sistema, no es en este sentido superficial que decimos "SOBRE". El pensamiento es ALGO DISTINTO DEL SISTEMA y por eso ocurre SOBRE el sistema; puede desplazarse de un sistema a otro o permanecer SOBRE uno de ellos. Y todo esto lo puede hacer porque el pensamiento racional es la vivencia del sistema o el sistema vi­venciado como pensamiento, es decir, lo efectivamente mentado durante el pensar.
Una manera analógica de imaginar el hecho de que en una estructura cultural ocurre un pensamiento racional sobre un sistema es suponer que en ese momento el sistema se ILUMI­NA. Por ejemplo, en una estructura como la de la figura 12, el pensamiento de un "sistema cúbico" haría "iluminar" solamente los nueve nudos y los veinte enlaces del cubo y ningún otro nudo ni enlace adyacente. En base a tal suposición, que ya veremos no carece del todo de fun­damento real, hablaremos analógicamente de que tal o cual sistema "fue iluminado por un pen­samiento".
Nos preguntábamos al comienzo como seria un pensamiento racional del pasú y ahora sabemos que el mismo se produce, como parte de la actividad del pensar en que consiste la vitalidad de la estructura cultural, SOBRE un sistema y que éste se ilumina cuando ello ocurre. Ahora bien, estos pensamientos no se producen espontáneamente en la estructura cultural sino que son causados por cualquiera de los dos primeros sujetos: o por el sujeto instintivo, vale decir, por las dos operaciones de la razón; o por el sujeto cultural, el cual sólo existe, natural­mente, a posteriori de la estructura cultural.
Hasta ahora consideramos a "la razón" como estructuradora de esquemas pero es fácil advertir que la esfera sensorial no siempre es afectada por nuevos entes o que la razón puede efectuar operaciones mentales no referidas a entes externos. Por más primitivo que sea el pasú, siempre puede efectuar abstracciones intuitivas sobre los entes, es decir, puede diferenciarlos, extraerlos de entre los restantes entes, y puede, también, decidir sobre ellos. En estos casos, aunque la estructura cultural esté en proceso de formación y aún no exista un sujeto cultural independiente, las operaciones de la razón hacen las veces de "sujeto instintivo" y son capaces de producir pensamientos en la estructura cultural. El proceso es el siguiente: la segunda ope­ración de la razón establece referencias entre Arquetipos de la memoria arquetípica o, lo que es lo mismo, en la red neurofisiológica del cerebro se generan por sinapsis ciertos caminos bioe­léctricos; el pensamiento racional se produce porque, SIMULTÁNEAMENTE con tal ac­tivi­dad cerebral, se "ilumina" un sistema de la estructura cultural, o sea, el pensar cultural per­cibe la vivencia de un sistema. La pregunta es ¿en virtud de qué proceso el "camino neurónico" se transfiere a la estructura cultural como "sistema"? Respuesta: Entre la memoria arquetípica o estructura del cerebro y la estructura cultural funciona una CORRESPONDENCIA BIUNÍ­VOCA.
Debemos aclarar que aquí se emplea el vocablo "biunívoco" en el sentido restringido de "correspondencia en ambos sentidos" de las estructuras y de ninguna manera implica un ho­meomorfismo matemático sino ANALÓGICO. Se trata, pues, sólo de un concepto didáctico utilizado por comodidad, como todo el modelo estructural también lo es, sin prejuicio de que tal modelo pueda describir o no la verdad de los hechos reales. Sólo seremos capaces de asegu­rar que, en la correspondencia biunívoca entre una configuración bioeléctrica producida en el cerebro por el sujeto instintivo y la estructura cultural, se transfiere a ésta un esquema equiva­lente que conserva de la primera tan sólo sus invariantes topológicos, es decir, sus cualidades esenciales.
Al decir que entre ambas estructuras existe una correspondencia biunívoca estamos afirmando la POSIBILIDAD de que se produzca la transferencia en los dos sentidos, vale de­cir, que la actividad de la razón produzca pensamientos en la estructura cultural como que ciertos pensamientos de la estructura cultural, generados en ella por el sujeto cultural, causen actividad en la memoria arquetípica. Sin embargo, ya lo hemos aclarado, sólo puede haber transferencia en el último sentido a posteriori de la estructura cultural, es decir, cuando real­mente existe un sujeto cultural en el pasú.
En resumen, en dos estructuras biunívocamente correspondientes como las que hemos descripto, existe SOLIDARIDAD FUNCIONAL y, como consecuencia, SIMULTANEIDAD DE PROCESOS. Es decir que, "ACTIVIDAD" es una estructura, implica "SIMULTÁNEA ACTIVIDAD" en la otra. Un movimiento de la razón causa un movimiento simultáneo en la estructura cultural: la iluminación de un sistema, por ejemplo; pero un POSIBLE movimiento en la estructura cultural, la iluminación de un sistema, por ejemplo, causa simultáneamente la actividad de la función racional. Estamos así ante un círculo vicioso en el que no parece fácil decidir, DADO UN MOVIMIENTO SIMULTÁNEO EN AMBAS ESTRUCTURAS, cual es causa y cual es efecto. Pero la solución ya fue adelantada: en el pasú el pensamiento es produ­cido habitualmente por la actividad del sujeto racional.
En el comentario B de este inciso preguntamos ¿cuál es la fuerza que mueve a la razón del pasú? y la respuesta fue: la "voluntad instintiva". Esta seria, pues, la "fuerza" que pone en movimiento la actividad simultánea de las estructuras cultural y cerebral. Pero en el inciso "Estructura psíquica del animal-hombre o pasú" la voluntad instintiva se definió como "ajustada a múltiples patrones de conducta" que motivaban "que el comportamiento fuese casi mecánico". La conclusión que hay que sacar de todo esto es la siguiente: el pasú posee la po­sibilidad de desarrollar un sujeto psíquico que genere sus propios pensamientos y cause la ac­tividad de la razón; mientras esa evolución se realiza, y en tanto no se dispone de un sujeto in­dependiente de la razón, la "voluntad instintiva" determina la función de la razón de acuerdo a la forma de los patrones de conducta. Naturalmente, tales "patrones" son formidables especia­lizaciones del instinto animal elaboradas tras millones de años de evolución del Arquetipo Manú. Según veremos más adelante, sólo cuando el Espíritu Hiperbóreo fue encadenado al pasú se consiguió que en estos híbridos, los "viryas", se desarrollara la esfera de conciencia y el sujeto consciente; el microcosmos tendió, así, a la AUTONOMÍA ÓNTICA, en pareja me­dida a como la estructura psíquica, controlada por el sujeto consciente, tendía a la CON­CIENCIA DE SI MISMO o INDIVIDUALIDAD.
Como aquí estamos estudiando "el pensamiento racional del pasú" debemos olvidar por el momento a los viryas y admitir que la actividad de la estructura cultural está habitualmente determinada por el sujeto instintivo, cuando no opera el sujeto cultural. En tales condiciones ocurre que, por causa de una operación de la razón, la cual actúa motivada, por ejemplo, por un patrón alimentario, se produce en la estructura cultural la iluminación de un sistema: es éste un pensamiento racional, la vivencia del esquema de un ente. De la "profundidad" del pensa­miento dependerá que se vivencien parte o todos los elementos sémicos de que se compone el sistema cuyo contenido es el esquema del ente. Pero no olvidemos que definimos analógica­mente al pensamiento racional como una abstracción formal de la estructura, como una viven­cia que se localiza sobre un sistema y, a partir de allí, emerge hacia regiones más elevadas de la estructura psíquica. Ya veremos de qué depende que ello ocurra, pero adelantemos que una emergencia tal del pensamiento se experimenta como si este fuese un fenómeno independiente de la estructura cultural, como si surgiese espontáneamente en los estratos superiores de la psique.


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