domingo, 23 de febrero de 2020

ESQUEMA DEL UNIVERSO DE EL UNO

ESQUEMA DEL UNIVERSO DE EL UNO

En esta Primera Parte nos proponemos explicar por qué la "clave genética", específica­mente, permite el encadenamiento del Espíritu en el pasú. Mas, como para entender esto, es necesario indagar previamente sobre la naturaleza psíquica del pasú, llegamos así a uno de los objetivos que nos habíamos fijado al comienzo. Estudiaremos ahora la primitiva constitución psíquica del pasú, pero lo haremos en relación al orden arquetípico del cual éste es tributario. Se hace necesario pues determinar el marco de referencia de dicho "orden arquetípico" y ello no puede hacerse de mejor manera que describiendo, CON EL MISMO SISTEMA ANALÓGICO EMPLEADO HASTA AQUÍ, la estructura básica del Universo de El Uno, es decir, del "mundo" que los Espíritus hallaron al atravesar el origen. En la figura 9 puede verse el es­quema analógico de tal estructura.
El área central "plano material" representa la parte concreta del Plan Cósmico; puede decirse que "hacia allí" se dirige el sentido de la evolución. La "materia" de este plano es aquélla capaz de llenar "toda forma posible" de manera tal que en el conjunto de entes ha de figurar en un extremo la materia más grosera de los sólidos y en el otro las formas más sutiles de energía psíquica pasando por todas las densidades intermedias, incluidos los planos etéricos o dévicos de la vida elemental.
Ha de entenderse así que el centro, o la región central de dicha área, es la zona de mayor densi­dad de la materia, la cual se va haciendo cada vez más ligera hacia la circunferencia limi­tante. Esta circunferencia, señalada en el esquema como "plano arquetípico", corresponde a lo que hemos denominado algunas veces INCONSCIENTE COLECTIVO UNIVERSAL pero que en la India y Tíbet, en la Ciencia del Gran Aliento, suelen llamar AKAZA PARABRAHMICO y al que atribuyen ser depósito de las ideas o Arquetipos de la Mente Di­vina. En efecto, A TRAVÉS del plano arquetípico se manifiesta la Voluntad del Demiurgo, es decir, fluye el Tiempo trascendente que es Su Conciencia; o como dirían en la India, "el Aliento de Parabrahman impulsa la manifestación de las formas potenciales del Akaza". La fluencia del tiempo, DESDE el plano arquetípico, HACIA la materia, es el acto plasmador y ordenador por el cual existe todo ente y por el cual todo ente tiende hacia alguna perfección entelequial. El "plano material" es así un mundo de dinamismo bullente en el que no hay lugar para la quietud como no sea a título referencial; "detenido" CON RESPECTO a algo móvil. Un mundo tal es puramente Fenoménico, sujeto a procesos temporales, ya continuos ya discre­tos, que sobrepasan en todo caso la capacidad de aprehensión humana basada en una triple partición del tiempo: pasado, presente y futuro. La aprehensión de un fenómeno en el momento "presente" del conocer implica haber sorprendido a éste en una fase de su proceso, captado sólo una apariencia fugaz, percibido una imagen de una serie posible, conocido, en fin, sólo un aspecto de su verdad. Un mundo tal, entonces, frente a la impotencia sensorial humana para aprehender el fenómeno en su proceso, PARECE HABER SIDO ESPECIALMENTE PRO­YECTADO PARA PRODUCIR ILUSIONES Y APARIENCIAS INSUPERABLES.


El plano arquetípico es, como muestra el esquema analógico: aquella parte del Demiur­go que linda con el plano material por todos lados, contiene a éste y determina sus fenómenos. Si se considera, como es clásico, una triple composición del Demiurgo, Poder, Belleza y Sabi­duría[1], puede afirmarse: que el aspecto "Sabiduría" corresponde directamente al "plano arque­típico", donde existen los "Planes Divinos", es decir, los Arquetipos universales y Manúes; que el "Poder" lo ejerce el "Aliento", o trascendente fluir de Su Conciencia-Tiempo, sobre el plano material; y que el aspecto "Belleza" consiste en la integridad potencial de todas las entelequias arquetípicas.
Pero, lo dijimos, el Demiurgo "también es Espíritu". Y un Espíritu "infinito", cualidad que se aprecia, en la figura 9, en la circunferencia exterior "infinito negativo o potencial". El carácter potencial o negativo del infinito demiúrgico le viene por estar totalmente ajeno al plano material: el infinito, en efecto, no puede penetrar en una estructura arquetípicamente determinada y evolutivamente orientada hacia finalidades entelequiales. Sin embargo el infinito está siempre presente en la naturaleza del Demiurgo y este se reserva, por así decirlo, la posi­bilidad de emplear su potencialidad si fuese necesario o lo creyese conveniente. Pero lo impor­tante es que, fuera de este infinito potencial exterior al plano material, NO EXISTE ARQUE­TIPO DEL INFINITO EN EL PLANO ARQUETÍPICO; es obvio: si lo hubiera entonces el infinito intervendría efectivamente interfiriendo el desarrollo de todos los procesos, es decir, NO PODRÍA OCURRIR LA "CONTINUIDAD" pues el infinito descompondría todo movi­miento real en infinitas partes. Siendo así ¿cómo, entonces, el hombre ha llegado a poseer no­ción y concepto de infinito, siendo claro que éste era un saber NEGADO, a la vez que prohi­bido, a toda razón fundada sobre el orden arquetípico y fenoménico del plano material? Es evi­dente que tal concepto ha de tener un origen no racional y, por supuesto, no matemático. Más adelante veremos respondida esta pregunta capital. Ahora vamos a contestar a otra pregunta anterior, sobre la estructura psíquica del pasú, pues ya hemos descripto el marco de refe­rencia del "orden arquetípico" o "plano material" en que aquel se desenvuelve.
Se ha afirmado hasta el cansancio que "el hombre es la síntesis de la creación": una analogía suprema de la totalidad cósmica; un microcosmos que reproduce al macrocosmos, etc. También se ha dicho que tal síntesis nunca está completa debido a la simultánea evolución en que se desarrollan tanto hombre como universo, tanto microcosmos como macrocosmos. Pero no obstante esta falta de terminación que caracteriza al hombre, se coincide en señalar que su presencia sobre la Tierra demuestra la culminación de un proceso evolutivo filogenético que arranca en las formas más primitivas y antiguas de vida. Sin embargo la Sabiduría Hiperbórea, confirmando en esto a diversas tradiciones esotéricas, va más lejos al asegurar que el proceso evolutivo que conduce al hombre no se ha desarrollado solamente en el reino animal sino que incluye los "reinos" vegetal y mineral e, inclusive, que ha tenido lugar en otras regiones fuera de la Tierra. En el plano arquetípico existen mónadas humanas que, impulsadas a manifestarse en la materia por el Aliento del Demiurgo, proyectan su esencia en los planos inferiores o "cielos" de que esta compuesto el plano material; esta actualización de la potencia monádica, que "desciende" a las regiones de diferente densidad material, produce la "animación" de infi­nidad de otras formas arquetípicas, a las que va asimilando y sintetizando hasta culminar en el reino animal y en el hombre.
El "hombre" que estamos considerando es el animal-hombre o pasú. Es evidente, por las razones expuestas, que existe una relación muy estrecha, una ligazón causal, ENTRE LA FINALIDAD DEL MUNDO Y LA FINALIDAD DEL PASÚ, es decir, entre el destino del mundo y el destino del animal-hombre: la síntesis arquetípica en que el hombre se constituye no es una mera réplica del macrocosmos, una copia sin sentido; por el contrario: TODO EL SENTIDO DEL COSMOS REPOSA EN EL HOMBRE; todo lo que hay en el mundo, por el hombre ES.
En los siguientes incisos nos referiremos al "objetivo macrocósmico de la finalidad": "poner sentido en los entes" y con ello "producir cultura", sin aclaración alguna. En el inciso "Función de la esfera de conciencia”, se estudiará con detalle el "objetivo microcósmico": "construir la esfera de conciencia".
La "finalidad" del mundo es servir de marco al desarrollo del hombre, su síntesis; la "finalidad" del hombre es "PONER sentido" en el mundo, su matriz. Tal el motivo del De­miurgo. Ante ello es común preguntar ¿qué fin persigue esta motivación, que oculto propósito subyace en la decisión de crear el Universo y, dentro de él, al hombre? La respuesta, aunque cause extrañeza, es ni más ni menos que la finalidad antes declarada: "poner sentido" en el mundo. Naturalmente, si SÓLO ése es el objeto de la motivación, habrá que aclarar, echar más luz sobre el asunto. Es lo que haremos, luego de la siguiente advertencia.


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