domingo, 23 de febrero de 2020

INTRODUCCIÓN A LA TESIS FUNDAMENTAL DE LA SABIDURÍA HIPERBÓREA

INTRODUCCIÓN A LA TESIS FUNDAMENTAL DE LA SABIDURÍA HIPERBÓREA

 El objeto de esta Metafísica Hiperbórea es PONTIFICAR sobre el tema más misterioso y sagrado que existe: el drama del Espíritu cautivo en la materia. El método que aquí se em­plea es el siguiente: se establece una relación de ANALOGÍA entre cierta verdad metafísica, tradicionalmente esotérica, y un ejemplo particular, exotérico y bien descripto; una vez que la relación ha quedado en claro, se procede a EXTENDER POR INDUCCIÓN LO PARTICU­LAR A LO GENERAL. De esta manera se consigue inducir en el estudiante la intuición me­tafísica de realidades inexplicables: se "pontifica", es decir, se une con un puente las orillas de lo inteligible y lo gnóstico.
La tesis de la Sabiduría Hiperbórea que fundamentamos en esta parte no puede ser más sencilla de exponer y, sin embargo, más complicada de explicar. En otras palabras: es relati­vamente fácil exponer, MÍTICAMENTE, los rasgos originales del drama: la Traición de los Siddhas y la caída del Espíritu; pero no puede ser mas difícil la aproximación inteligible a di­cho Mito. Una vía iniciática, en la cual el Instructor pone en contacto directo al estudiante con el Mito, sin duda salvaría todas las dificultades; pero no es este el caso: aquí debemos mostrar la verdad de la tesis por medio de explicaciones racionales, es decir, con conceptos determina­dos por la lógica del lenguaje. Y lo haremos así pues nos estimula la certeza de que el camino elegido es el correcto, de que cualquiera que lo transite, con un mínimo de atención, no podrá menos que atravesar en algún momento el puente metafísico que conduce al Espíritu, a su propio Espíritu cautivo por los Dioses de la materia.
Comencemos, pues, por el principio de la tesis. La Sabiduría Hiperbórea enseña que antes de la llegada al Universo material de los Espíritus Hiperbóreos, en la tierra habitaba un homínido sumamente primitivo denominado PASÚ. Tal homínido, sin embargo, estaba PO­TENCIALMENTE llamado a cumplir una importante función en la obra del demiurgo: ser "postor de sentido" en el mundo, finalidad que se explicará con detalle más adelante. Aquí in­teresa destacar que el pasú HABÍA FRACASADO COMO ESPECIE EN EL CUMPLI­MIENTO DE SU FINALIDAD y, según ocurre en todos los casos en que la evolución toma por sendas equivocadas, SU DESTINO SEGURO ERA LA EXTINCIÓN.
¿Qué milagro lo salvó de desaparecer como el dinosaurio o el dodo y en cambio aceleró su evolución hasta convertirlo en el amo de la tierra? Respuesta: el aporte genético de una raza extraterrestre llamada, últimamente, "Hiperbórea". Pero no se trata solo de "genética", es decir, de información hereditaria: LA MODIFICACIÓN GENÉTICA DEL PASÚ LO QUE HA HECHO POSIBLE ES EL ENCADENAMIENTO ESPIRITUAL DE LOS SERES EXTRA­TERRESTRES AL DESENVOLVIMIENTO EVOLUTIVO DE LOS ARQUETIPOS MANÚ, O SEA, A LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA. Este hecho primordial, que consti­tuye el núcleo de la tesis, se denomina "Traición Blanca" o "Traición de los Siddhas", en clara alusión a los jefes extraterrestres que dirigieron la caída de los Espíritus, produjeron una mu­tación en los reinos vegetal y animal de la Tierra y, aun hoy, controlan el planeta desde el cen­tro Chang Shambalá.
Como efecto de la traición de los Siddhas Traidores aparecen tres clases de hombres sobre la tierra: el homínido primitivo que a partir de entonces se llama ANIMAL-HOMBRE o PASÚ; el pasú que "posee linaje hiperbóreo", es decir, el pasú que tiene la POSIBILIDAD de que en el se manifieste el Espíritu cautivo, denominado VIRYA; y el SIDDHA HIPERBÓ­REO, que puede ser, tanto un Espíritu "liberado" de la cautividad, como uno de los Antiguos Guías, y que permanece en la Tierra, en un lugar llamado Agartha, para combatir al Enemigo y consumar el rescate final de los Espíritus cautivos.
El hombre de nuestros días es, en mayor o menor medida, un VIRYA PERDIDO. Vale decir: en él existe una doble naturaleza, divina y humana, tal como afirmaban acertadamente los gnósticos de los primeros siglos de la Era actual y que la Iglesia reservó exclusivamente para un exponente de la "raza sagrada" del Demiurgo Jehová-Satanás. En efecto, la doble natu­raleza que la Iglesia afirma poseía Jesús Cristo es, en realidad, la condición natural de todo virya, el cual PARTICIPA de la divinidad absoluta del Espíritu eterno. Para ocultar este hecho, y evitar que el hombre se convierta en Dios, la Iglesia comenzó por destruir la Gnosis con una implacable persecución y continuó por apoderarse de la verdad para aplicarla solamente a Je­sús Cristo. Después de la traición de Constantino a los Dioses del Imperio Romano, y del concilio de Nicea y posteriores, la verdad Gnóstica de la doble naturaleza del virya se trans­formó en el dogma de la divinidad de Jesús Cristo. Y todo posterior intento por revelar este secreto a los hombres, desde los maniqueos y cátaros hasta Nietzsche e Hitler, fue ahogado en sangre por la conspiración sinárquica de la judeomasonería, el judeomarxismo, el judeocris­tianismo, etc.
El pasú primitivo era una fase en el proceso evolutivo del Arquetipo Manú. A ese esta­do había llegado luego de una evolución de millones de años que no comenzó aquí sino en otro planeta, el cual se dividió luego en cuatro partes y formo las lunas de la Tierra. ¿Cómo era la psique del pasú a la venida de los extraterrestres? Respuesta: Poseía un sujeto racional bastan­te desarrollado y una incipiente esfera de preconciencia con la que no alcanzaba a adquirir "conciencia de si", es decir, individualidad psíquica. En esta falta de individualidad radicaba, justamente, la falla evolutiva del pasú. En otros incisos se demostrará que el Demiurgo pro­puso una finalidad para el destino del pasú cuyo objetivo es doble: el "objetivo microcósmico de la finalidad" exige que el pasú desarrolle la "esfera de conciencia" y convierta al microcos­mos en "ente autónomo", capaz de "poner sentido en el macrocosmos"; este objetivo permite que se cumpla, también, el "objetivo macrocósmico de la finalidad": producir cultura. Se en­tiende que el primer objetivo, "desarrollar la esfera de conciencia" es particular y el segundo, "producir cultura", es colectivo.
La "falta de individualidad", la "incipiente esfera de preconciencia", la natural e insupe­rable animalidad, causaron la falla del objetivo microcósmico de la finalidad; y tal estanca­miento particular produjo, en consecuencia, el fracaso del objetivo macrocósmico: las "culturas" pasú no progresaron en miles de años.
Por otra parte, cabe destacar que, en sentido general, el pasú exhibía un instinto grega­rio altamente desarrollado que le permitía superar en organización a cualquier otra sociedad animal PUES ERA EL ÚNICO CAPAZ DE CREAR UNA CULTURA. Sin embargo, por no estar totalmente individualizado, participaba, junto con otros miembros de su comunidad, de una especie de "alma grupal", o "egrégoro", dotada de cierta inteligencia pero cuya motivación principal la constituía EL DESEO.
En síntesis, el encadenamiento espiritual fue perpetrado por los Siddhas Traidores para que el pasú pudiese cumplir con el doble objetivo de su finalidad: desarrollar el sujeto cons­ciente y producir cultura. ¿Porqué hicieron tal cosa? ¿De qué medios se valieron para ello? Las respuestas para éstas, y otras preguntas semejantes, podrán hallarse en los siguientes incisos.
Ésta es, a grandes rasgos, la tesis que aquí desarrollamos. Su aparente sencillez no debe dar lugar a equívocos pues, si se desea trascender el lenguaje mítico y aclarar el misterio, ha­bría que plantear interrogantes complejísimos. Por ejemplo, consideremos el tema del Espíritu encadenado: si tomamos como un hecho real, aunque antiquísimo, la caída y cautividad del Espíritu y procuramos tornarlo en gran medida inteligible, hemos de comenzar por interrogar ¿Cómo se encadena a la materia, a lo efímero de la vida, al devenir de la naturaleza, a los ci­clos de vida y muerte, cómo se encadena, repetimos, un Espíritu eterno a esa ilusión? Res­puesta: ante todo, hay que afirmar que la solución constituye un secreto terrible, conocido en la Sabiduría Hiperbórea como "Misterio de A-mort y de amor”. Sin embargo, sin pretender revelar totalmente semejante secreto, podemos avanzar bastante sobre muchos datos ya conocidos exotéricamente. Respondemos, entonces, que EL ESPÍRITU ETERNO, QUE ES TANTO O MÁS POTENTE QUE EL MISMO DEMIURGO, PERMANECE ENCADENADO "PORQUE NO SABE QUE LO ESTA".
¿Cómo puede ser esto posible? No es difícil de imaginar si consideramos QUE HUBO UNA TRAICIÓN ORIGINAL, vale decir, el quebrantamiento de una confianza o lealtad que se debían entre si los miembros de la Raza Hiperbórea. Si contamos con este elemento dinámi­co exterior, "la traición", podemos entonces suponer que LOS ESPÍRITUS EXHIBÍAN UN PUNTO DÉBIL EN SU COMPLEXIÓN, UNA ESPALDA, UN TALÓN DE AQUILES, ETC., POR EL QUE FUERON DOMINADOS. Pero, aun así, resulta difícil entender como pudo ocurrir un hecho tan trascendental para el Espíritu, la pérdida de la libertad, el encade­namiento a la materia y al tiempo, etc., SIN QUE ESTE LO SUPIERA, ni entonces ni luego, Y PERMANECIESE ASÍ. Y tal dificultad para entenderlo demuestra cuan lejos estamos del Es­píritu, de nuestro Yo Eterno. 
Reiteramos que, a pesar de las dificultades señaladas, es posible explicar en gran medi­da la tesis y aprehender intuitivamente lo inexplicable por medio de la inducción trascendental. A conseguir tal objetivo se dedica la Primera Parte de los "Fundamentos..." Pero, vale la pena aclararlo: no seria posible tornar inteligible el hecho del encadenamiento del Espíritu a la evo­lución del pasú, sin una adecuada descripción previa de la estructura psíquica del pasú. Esto es lo que nos demandará mas esfuerzo aunque, debido a que en cada VIRYA existe aún una parte importante del pasú, su comprensión no ofrecerá problemas al estudiante.




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